9 de enero de 2011

The Tallest Man on Earth - Little River



















Alguna vez leí la anécdota que Bob Dylan grabó el disco Another side of Bob Dylan de un tirón, en una sesión que duro una noche acompañado solamente por su guitarra y una botella de vino. Intriga que haya grabado una obra maestra con tal desparpajo.

En el mismo espíritu, la sencillez de Little River es abrumadora; apenas una guitarra monótona y una voz que lleva la melodía. El encanto de esa sencillez es que parece no encerrar ningún misterio, truco o artificio; la música se exhibe tal cual es, con honestidad.

No obstante, aún en su desnudez, la factura del tema de Kristian Matsson es perfecta y eso la hace misteriosa. Su ejecución es diáfana, tal y como nació de la inspiración de su autor, como si la sensibilidad de Matsson (o la Dylan) no necesitara de nada diferente a su guitarra y voz para alcanzar la maestría.

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