27 de junio de 2011

Bill Callahan - Say valley maker



















Bill Callahan me parece un genio. Digo, compone melodías estupendas y las mezcla con poesía llena de significado. Me gustaría verlo en algún concierto, ojalá en un auditorio pequeño. Pero no quiero conocerlo nunca y menos tomarme una foto con él.

Alguna vez leí una reflexión de Iris Murdoch sobre por qué Platón quería desterrar a los artistas de su República ideal. Una razón era que ellos podían alcanzar lo divino sin comprender el modo. Un buen músico puede crear una melodía maravillosa, perfecta hasta acercarse a lo divino, pero ser un estúpido y sin poder explicar cómo.

Por eso no quiero conocer a Callahan. Temo que sea un estúpido. Pero aunque no lo sea, sus creaciones siempre serán superiores a él como persona; necesariamente debe ser un pobre mensajero comparado con sus canciones.

Mp3: Say valley maker

17 de junio de 2011

Deer Tick - Twenty Miles



















Dí con Twenty miles gracias al modo aleatorio de iTunes. Recuerdo escuchar la guitarra inicial como una campanada, abrir el programa para mirar al intérprete y darme cuenta con sorpresa que nunca había escuchado de Deer Tick. Más tarde descubrí que el tema vino en uno de los compilados mensuales regalados por la revista Spin.

Fue una coincidencia afortunada; iTunes escogió precisamente "Twenty miles" de entre casi treinta mil canciones posibles. Y digo, no es tan afortunado como ganarse la lotería o ni si quiera un bingo pequeño, pero sí me parece un bonito regalo del azar.

10 de junio de 2011

Penny & the Quaters - You and Me



















You and me  es un demo de principios de los setenta; un grupo de adolescentes lo grabó como audición para el sello Prix, propiedad de George Beter. La canción permaneció inédita hasta el 2006 y fue encontrada por casualidad, en una venta de garaje con otras cintas de artistas desconocidos. Sé poco de ese tal George Beter, pero por haber escondido esta grabación durante tantas décadas no merece nada inferior a un puño en la nariz.

2 de junio de 2011

The Field - Silent



















Silent es una canción instrumental de asombrosa simplicidad; es interesante seguirla pero fácil ceder a la tentación de divagar cuando se la escucha. El crítico literario británico E. M. Forster lo explica mejor en un pasaje de su ensayo "Cuando la música no se oye":

"Resulta tan complicado oír música que apenas sabe uno cómo empezar a contarlo. Antes que nada debo aclarar que yo personalmente, durante la mayor parte de los conciertos, no pongo atención; los sonidos que me gustan me hacen pensar en otras cosas. Casi todo el tiempo me lo paso soñando despierto y me sorprende que los demás no hagan lo mismo. Los críticos profesionales son capaces de oír una obra con atención tan sostenida como si estuvieran leyendo un capítulo de una novela, lo cual me parece asombroso... Pero yo no hago más que divagar: a la vuelta de uno o dos compases me pongo a pensar en cuánto me gusta la música o en algo gracioso que me haya ocurrido al hilo de una conversación; me pregunto qué pensará el compositor, muerto hace un par de siglos, mientras sigue ascendiendo temblorosa su sagrada llama, o bien cuánto tardará en apagarla una bomba atómica".