Confieso que me es difícil hallar héroes. No me gusta tener como tales a sujetos cercanos que puedo llegar a conocer y comprender. Tampoco logro tener como héroes a personajes absolutamente inalcanzables. Es un equilibrio difícil.
Me produce una suerte de orgullo el haberle dado una palmada en la espalda a Stuart Murdoch en el concierto de Belle and Sebastian. Digo, él ni siquiera me miró, estaba cubriendo su cabeza por el aluvión de palmadas que lo amenazaban; corría como si atravesara una trinchera. Pero cruzó la multitud invicto y llegó hasta el segundo piso del teatro.
Siento un poco de vergüenza al afirmar que me gustaría ser Stuart Murdoch; vestir como él, tener su vida, opiniones y talento. Supongo que no se puede evitar: todos necesitamos héroes inalcanzables. Yo por lo menos podré decir que toqué la espalda del mio.
2 comentarios:
no entiendo la idea de heroes inalcanzables, es decir, uno es lo que quiere ser, no?
No sé, creo que si uno sería lo que quiere ser la vida sería mucho más sencilla; un poco más aburrida también...
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