
La confesión no sólo quiere acusar al hijo deshonesto. Quiere señalar que sólo por una fuente así pude haberlo escuchado. En aquéllos días no era tan fácil conseguir música por internet, y conozco a pocos aficionados a la canción francesa. Yo quería escuchar a este sujeto que David Bowie admiró tanto como para grabar uno de sus temas. La colección de mi padre fue daño colateral. Ahora puedo confesarlo, tantos años después. No es un mal sujeto, mi padre.